Hace poco reseñaba el último y agridulce disco de Smokey Robinson y ahora uno de sus mejores trabajos cosechados para Motown en la década de los sesenta. 44 años separan ambas grabaciones, lo que da una idea del largo recorrido de la, para mi, una de las mejores voces de todos los tiempos que, en esta etapa, se encontraba en plenitud de facultades. Concretamente 1965 fue el año de salida de este conocido "Goin' To A Go-Go" que posteriormente sería reconocido como uno de los mejores discos de Smokey Robinson y sus Miracles y de la Motown de aquella dorada época. No obstante, posee el mejor reclamo que un disco de estas características podría tener que no es otro que ese estratosférico y entrañable "The Tracks Of My Tears", para mi gusto, una de las cinco mejores canciones de toda la historia del sello de Detroit con ese conocidísimo riff de guitarra en su comienzo. Smokey Robinson, como no podía ser de otra manera, escribe o co-escribe todos los temas del repertorio menos uno conquistando así, con esa característica dulce voz suya, a todo el público de género femenino y a más de uno si hablamos del género masculino (Sí, yo soy uno de ellos). Por otro lado, "Goin' To A Go-Go" tiene la sonoridad típica de la Motown sesentera, es decir, ritmos pegadizos, melodías sencillas, baladas con aires doo-wop y mucho mucho encanto. No solo destacaría la mencionada "The Tracks Of my Tears" sino muchas otras como la homónima y bailable "Goin' To A Go-Go", "Choosey Beggar" y, sobre todo, esa maravilla llamada "Ooo Baby Baby", donde la delicadeza irradiada es difícilmente superable. Resumiendo, si te gusta la Motown, este disco debe ocupar un lugar privilegiado en tu estantería. Y si no te gusta, lo mismo. Es una obra maestra se mire por donde se mire.



Ooo Baby Baby

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