Cierto que, para su disco debut homónimo que comenzaba con esta canción anti-amor, Betty Davis contó con la sección rítmica de Sly & The Family Stone: Larry Graham (bajo) y Greg Errico (batería). Cierto es también que contó con los coros de Sylvester y las Pointer Sisters. También es verdad que sus guitarristas (Neal Schon y Douglas Rodríguez) venían de Santana y que había estado casada con Miles Davis, lo cual le daba la popularidad que otras no tenían. Pero lo que es más cierto que nada es que nadie podía haber cantado esta canción mejor que ella. Chulesca, canalla, rebelde y sucia. Así era Betty Davis y este tema bien podría estar en una recopilación de los 15 o 20 mejores de la historia del funk.


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