Formado en 1971, Tribe fue un movimiento fundado por Phil Ranelin y Wendell Harrison que aglutinó a distintos artistas bajo unas mismas premisas sociales, políticas y culturales. De esta manera, formaron parte de él músicos tan importantes como Marcus Belgrave o Doug Hammond que participaban, a la vez, en grabaciones con gente que iba desde Charles Mingus o Sun Ra a Stevie Wonder o las mismísimas Supremes, aglutinando de este modo diversos estilos musicales tales como el soul, el funk, el jazz, la libre improvisación o los ritmos africanos. A modo de un renacimiento artístico, los carrozas de Ranelin, Harrison, Hammond (sólo en un tema) y Belgrave se volvieron a reunir el año pasado para crear, junto a otros músicos más jóvenes, este "Rebirth" que, por fin, pude escuchar el otro día. Empecemos por esos músicos más jóvenes que nombró. Estos son, nada menos, que Amp Fiddler en los teclados, Karriem Riggins en la batería o John Arnold en la guitarra. ¡Y cómo están todos, chic@s!, sobre todo, Riggins, qué pedazo de batería, ¡por favor! (si no me creéis, tendréis que escuchar el corte número tres y veréis lo que es bueno). Asimismo, encontramos a Carl Craig en la producción y sintetizadores, único "pero" que le pondría al disco, y es que, en ocasiones, ese bajo realizado con sintetizador que aparece en algún tema apoyando al bajo eléctrico suena algo artificial. Por lo demás, es un disco de una contundencia bestial donde los solos de Belgrave (trompeta), Harrison (saxo tenor y clarinete) y Ranelin (trombón) se hacen con el papel principal restallando con fuerza en los tímpanos del oyente y dejando algún espacio creativo para los solos de rhodes o guitarra a cargo de un excelso John Arnold. Por otro lado, la música aquí contenida es una groove jazz con raíces en todas y cada una de las secciones de la música negra practicada con anterioridad con un ramalazo espiritual y místico a la vez de cierta notoriedad en algunos pasajes del álbum. He escuchado "Rebirth" este año, pero me parece uno de los mejores discos del año pasado. Los abuelos están de lujo pero creo que me quedaría con Karriem Riggins, un baterista, por desgracia, poco conocido en el ámbito del jazz pero que toca lo que quiere y más. Un discazo este "Rebirth", sí señor.

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