Aunque la carrera como tal de Sam Lightnin' Hopkins no comenzó hasta sus primera grabaciones en los cincuenta, ya llevaba tocando desde los años veinte, década en la que conoció al guitarrista, vocalista y leyenda del country blues Blind Lemon Jefferson que le sirvió como ejemplo y guía espiritual para convertirse, desde su adolescencia, en uno de los bluesmen más destacados. Muchas son las grabaciones memorables de este guitarrista de Texas que, ya sea en solitario sólo acompañado por su guitarra de palo, ya sea flanqueado por algún otro instrumentista, han pasado a la historia. Una de ellas es una grabación mítica realizada en 1960 y publicada en 1961 en la que Hopkins ve acompañadas sus dotes por el armonicista Sonny Terry que además lanza al aire en esta grabación unos gritos guturales surgidos de las entrañas más profundas de su ser. Unos sonidos, los de su garganta y los de su armónica, que parecen animar, mecer y mimar la voz principal de un Lightnin' Hopkins inspiradísimo con unos juegos vocales profundos, desgarrados y crudos característicos del blues acústico. A estos dos musicazos con mayúsculas se les une Leonard Gaskin al bajo y Belton Evans en la batería que, aunque con una papel secundario con respecto a los dos protagonistas antes citados, son capaces de brillar con luz propia en el fondo del estudio de grabación llevando en volandas a los líderes de la formación. De esta forma, se comienza a repasar un cancionero pantanoso y farragoso con raíz en los suburbios de las barriadas marginales de las poblaciones del sur de EEUU y que está compuesto exclusivamente por el propio Lightnin' Hopkins. "Last Night Blues" respira pues negrura por todos sus poros y no es más que la expresión racial de la América negra de la época. Un lamento que pone la emoción a flor de piel.

Reseña publicada originalmente en la página Blacksoundhistory.

Goin' Down Slow

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