T.J. Kirk. Con este nombre, lo primero que a uno se le viene a la mente es que se trata de un músico solista  La verdad es que no se va muy desencaminado porque, aunque se trata de una banda, dicho nombre procede de la unión de tres solistas legendarios en el ámbito de la música negra. La T corresponde a Thelonious Monk, la J a James Brown y el Kirk proviene efectivamente de Rahsaan Roland Kirk, y que mejor tributo a estos tres personajes clave que formar una banda que reinterprete algunas de sus más destacadas composiciones. Vale, de esta forma acotan mucho su proyección, pero también es verdad que el repertorio de los artistas antes nombrados es tan extenso que hay material de sobra para llenar varios elepés. Bueno, el caso es que el proyecto surge por parte de Charlie Hunter, uno de mis guitarristas favoritos, que, conjuntándolo con su propia carrera personal decide juntar a los también guitarristas Will Bernard y John Schott y al batería Scott Amendola para formar, junto a él mismo tocando también el bajo, este cuarteto. En 1994 sacaron este primer trabajo homónimo. Con un sonido con billete de ida y vuelta entre el jazz, el funk y el soul, con pinceladas de reggae y rock, la banda revisita clásicos de Monk como "Teo", "Bemsha Swing", "Hump" o "Epistrophy", temas del padrino del soul tales como "Soul Power" o "Cold Sweat" y composiciones de Roland Kirk como la curiosa versión reggae que hacen del conocido "Voluntareed Slavery". La música que extrae el grupo, como tod@s supondréis, es un jazz infectado de groove donde destaca, una vez más, la guitarra de ocho cuerdas que Hunter hace sonar como un hammond. Ahora bien, no hay que perderse tampoco los desarrollos, que en las guitarras, llevan a cabo Bernard y Schott y la batería musculosa de Amendola. T.J. Kirk quizá no sea una banda que aporte demasiadas cosas nuevas  al panorama groove dado lo limitado de su repertorio, límite que, por otro lado, se ponen ellos mismos. Pero esto también juega a su favor. Pocos son capaces de hacer unas versiones tan originales y desenfadadas de material tan clásico y culto como ellos. Y después están sus componentes, unos pedazo de músicos todos ellos. Así que, ¡al carajo con la innovación!. Suenan de lujo y punto.

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