El debut como líder del saxofonista Billy Harper también sirvió para inaugurar un sello, Black Saint, que se convirtió en referente del jazz durante la segunda mitad del decenio y gran parte del siguiente. Para esta su ópera prima, Harper se revela como un músico post-coltraneano capaz de incorporar al lenguaje bop, elementos y estructuras del free jazz. Con sólo tres temas y cuarenta minutos de duración, "Black Saint" (el disco, no el sello) se convierte en un auténtico diamante cuando Harper comienza a liberar toda su energía, concentrándola a la vez, para crear maravillosos poemas entroncados a partes iguales en la tradición y en la vanguardia. Un neoclasicismo que supone una de las ramas más interesantes dentro del jazz.

Reseña publicada en el número 6 de la revista Soul Nation.

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