Vale, Michael Jackson bailaba que daba hasta asco verle (modo irónico on), pero ¿Y James Brown?. Desde mi punto de vista es un artista injustamente tratado en su faceta de bailarín. Es cierto que no era un bailarín al uso, pero improvisaba. Hacía lo que el alma y el corazón le dictaba en ese momento hasta alcanzar cotas cercanas al paroxismo más absoluto, lo que tiene muchísimo mérito. He aquí un impresionante ejemplo:

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