Surgido como híbrido entre ragtime y blues, entre otros influjos, el jazz nació como expresión cultural de la sociedad negra y criolla del sur de EEUU. Más concretamente, en Nueva Orleáns, eran frecuentes los desfiles de bandas y la mencionada música ragtime impregnaba el ambiente en una mezcolanza de razas poco usual. Allí compartían sus calles, hispanos, franceses, italianos, judios y dos clases de negros: los negros americanos descendientes directos de los esclavos traídos desde la lejana África y los negros criollos, hijos de la colonización y fruto, en su mayoría, de las violaciones por parte del hombre blanco europeo a la mujer negra. Un negro criollo, Jelly Roll Morton fue el primero en escribir jazz en partitura pero un cornetista afroamericano llamado Buddy Bolden fue el primero en tocarlo unos años antes. En ese mismo instante comenzó la historia del jazz. La historia de la música que removió los cimientos de la América profunda. De la música de la que salen todos los estilos que podemos escuchar actualmente en cualquier emisora, entre ellos el soul, el funk o el R&B. Desde estas páginas, os propongo que me acompañéis por este recorrido a través de su historia discográfica.

Aclaración: Se entiende que todos los artículos y reseñas aquí posteadas que han sido publicadas anteriormente en otros medios como Soul Nation o Black Sound History y que no especifican el autor de la misma, son de mi autoría.

LOUIS ARMSTRONG: HOT FIVES AND HOT SEVENS (JSP, 1999)

Grabado entre 1925 y 1930.
Personal (entre otros): Louis Armstrong (corneta, trompeta, voz), Don Redman (clarinete, saxo alto), Kid Ory (trombón), Pete Briggs (tuba), Johnny Dodds, Lil’ Armstrong (piano, voz), Earl Hines (piano), Lonnie Johnson (guitarra), Johnny St. Cyr (banjo, guitarra), Lonnie Johnson (guitarra), Baby Dodds, Zutty Singleton (batería).

Después de pasar por las prestigiosas bandas de Kid Ory y Fletcher Henderson, además de por la Creole Jazz Band de King Oliver, Louis Armstrong se destaca liderando un quinteto (Hot Five) que luego se transformó en septeto (Hot Seven). En esta caja de 4 cd’s publicada por el sello británico JSP se recogen las míticas grabaciones que el joven trompetista realizó con estos grupos entre 1925 y 1930. En ellas se pone de manifiesto una paulatina despedida de las improvisaciones colectivas que dominaban el jazz hasta entonces para comenzar a introducirse en una etapa en la que se empezaba a vislumbrar una dominación del instrumento solista. En este caso, éste corresponde a un joven Louis Armstrong que, gracias a sus dotes técnicas (las cuales no tenían rival), reparte su talento en extraordinarias composiciones como “Potato Head Blues”, “Basin Street Blues” y, sobre todo, “West End Blues” cuya introducción se encuentra escrita en las páginas más memorables de la historia de esta música. Unas piezas que marcan el devenir de todo el jazz que se realizará en los años venideros, de ahí su importancia, y que demuestran que hay vida después de su famoso “What A Wonderful World”.

DUKE ELLINGTON: NEVER NO LAMENT – THE BLANTON/WEBSTER BAND (RCA, 2003)

Grabado entre 1940 y 1942
Personal (entre otros): Rex Stewart (corneta), Cootie Williams (trompeta), Ray Nance (trompeta, violín, voz), Lawrence Brown, Joe Nanton (trombón), Juan Tizol (trombón de pistones), Barney Bigard (clarinete), Otto Hardwick (saxos alto y bajo), Ben Webster (saxo tenor), Harry Carney (clarinete, saxos alto y barítono), Johnny Hodges (saxos soprano y alto, clarinete), Duke Ellington, Billy Strayhorn (piano, arreglos), Fred Guy (guitarra), Jimmie Blanton (contrabajo), Sonny Greer (batería), Ivie Anderson, Herb Jeffries (voz).

El periodo que comprenden estas grabaciones distribuídas en tres discos (1940-1942) es el más fecundo y de mayor repercusión cualitativa de la banda de Duke Ellington. En puertas del nacimiento y posterior ascenso del Bebop, el swing de las Big bands puso de moda el jazz como música popular en EEUU en la década de los treinta. Una de las más famosas bandas de este estilo fue la del Duque que  con la incorporación del contrabajista Jimmy Blanton (uno de los primeros contrabajistas influyentes del jazz) y del saxofonista Ben Webster sumado a excelentes músicos de la categoría de Billy Strayhorn, Johnny Hodges o Cootie Williams completó una etapa repleta de éxitos como “Take the A Train”, “Ko-Ko”, “Sophisticated Lady” o “C-Jam Blues” que la aupó a lo más alto del podio de la época. Etapa esta que supone la cima de un Duke Ellington que puede ser considerado sin ningún tipo de cortapisa como el compositor estadounidense más importante del siglo XX.

CHARLIE PARKER: THE ESSENTIAL (Union Square Music, 2004)

Grabado entre 1945 y 1948
Personal (entre otros): Charlie Parker (saxo alto), Howard McGhee, Miles Davis (trompeta), John Lewis, Bud Powell, Duke Jordan, Erroll Garner, Dodo Marmarosa (piano), Curley Russell, Tommy Potter (bajo), Max Roach (batería).

Nos adentramos ya en una de las décadas clave del jazz: la de los cuarenta. En ella tuvo lugar el nacimiento del Bebop, corriente caracterizada por pequeñas formaciones que estaban contrapuestas a las grandes bandas que habían dominado en la década anterior y en las que se podían ya escuchar solos de mayor duración. El pistoletazo de salida a tal movimiento vino, principalmente, por parte de dos músicos: Dizzy Gillespie y Charlie Parker. La doble compilación que nos ocupa en este comentario nos ofrece una selección de las piezas más importantes grabadas por Bird en su mejor época, es decir, justo cuando grabó para los sellos Savoy y Dial. Así, podemos disfrutar desde el primer Parker como líder hasta su quinteto con el precoz Miles Davis. En el repertorio se demuestra porque es una figura tan encomiable dentro del jazz. Su inigualable manera de tocar el saxo alto y su talento y capacidad innovadora han pasado a la historia del género y se demuestra en interpretaciones que quedan para la posteridad como “Now’s The Time”, “Ko-ko” y “Ornithology”, todas ellas incluidas en este recopilatorio como parte de su grandeza.

SONNY ROLLINS: SAXOPHONE COLOSSUS (Prestige, 1956)

Personal: Sonny Rollins (saxo tenor), Tommy Flanagan (piano), Doug Watkins (bajo), Max Roach (batería).

Un ejemplo bastante explícito de la reducción de la nómina de músicos en los discos es este "Saxophone Colossus". Trabajo realizado en cuarteto con artistas tan destacados como el pianista Tommy Flanagan y el batería recientemente fallecido Max Roach que ya fuera líder de banda con Clifford Brown. Una banda en la que también se encontraba un prematuro Rollins. El saxofonista, que sigue en activo y acaba de publicar disco este mismo año, está inmenso en uno de los mejores trabajos de su carrera y uno de los discos imprescindibles para comprender el tránsito del bebop al hard bop dominante desde la segunda mitad de la década hasta primeros/mediados de la siguiente. Un disco en el que cabe resaltar el homenaje a sus raíces caribeñas en “St. Thomas” con un Roach en plena forma, un standard tan conocido como “You Don’t Know What Love Is” y el blues “Strode Road”, donde Flanagan demuestra su potencial. El coloso e infatigable Rollins en estado puro.

BILLIE HOLIDAY: SONGS FOR DISTINGUÉ LOVERS (Verve, 1957)

Personal: Billie Holiday (voz); Ben Webster (saxo tenor); Harry "Sweets" Edison (trompeta); Jimmie Rowles (piano); Barney Kessel (guitarra); Red Mitchell (contrabajo); Larry Bunker, Alvin Stoller (batería).

Nadie cantó como ella a la desgracia humana. Lady Day es referencia obligada dentro de la música del siglo XX. Sin poseer una gran técnica ni ir sobrada de potencia, su voz irradiaba emoción y sentimiento. Este trabajo incluye 12 temas de los 18 que grabó Billie en seis días a primeros de 1957. Puede ser que sus grabaciones para Columbia o Decca tengan más interés para el coleccionista de jazz sin embargo me decanto por este disco por la gran profundidad emocional que despliega Lady al cantar, con esa voz cruda y quebrada, fruto de los excesos, que tanto la caracterizó en el ocaso de su vida. Asimismo, el álbum posee un intimismo inherente otorgado por el formato del mismo: un combo de seis músicos, entre los que destaca Ben Webster, uno de los más importantes saxofonistas de la historia. El resto se completa con composiciones de la índole de la preciosa “Moonlight In Vermont”, la conocida “Just One Of Those Things” de Cole Porter o la estandarizada “A Foggy Day”. Un toque relajado para escuchar con un whisky y un cigarro en la mano.

MILES DAVIS: KIND OF BLUE (Columbia, 1959)

Personal: Miles Davis (trompeta), Julian “Cannonball” Adderley (saxo alto), John Coltrane (saxo tenor), Bill Evans y Wynton Kelly (piano), Paul Chambers (contrabajo), Jimmy Cobb (batería).

El retumbe del contrabajo entrando en “So What” supone la parte más reconocible de cualquier canción de jazz interpretada hasta la fecha. Con esto esta dicho todo pues estamos ante la que posiblemente sea la obra cumbre del género. El disco por el que todo o casi todo el mundo entra al jazz y casi siempre para quedarse. Después de pasar en su comienzos por el bebop y de dar salida al cool jazz, Miles Davis se subió al carro del hard bop y redondeó el quinteto que le venía acompañando durante gran parte de la década de los cincuenta sentando al piano a un, por aquel entonces, prometedor Bill Evans y a Jimmy Cobb en la batería. Con Cannonball Adderley el quinteto pasó a ser sexteto. Un sexteto que nadie todavía ha podido superar y que quedaba completado por un joven saxofonista tenor llamado John Coltrane y uno de los contrabajistas que más escuela ha creado, Paul Chambers. Además, "Kind Of Blue" supone el perfeccionamiento del llamado jazz modal, el cual daba más libertad al músico en tanto en cuanto podía transitar entre escalas partiendo de una nota en contraposición con lo que se venía haciendo en el bebop, es decir, una simple sucesión lineal de acordes. Una de esas joyas que todo el mundo debería escuchar al menos una vez en la vida.

BILL EVANS: WALTZ FOR DEBBY (Riverside, 1961)

Personal: Bill Evans (piano), Scott LaFaro (contrabajo), Paul Motian (batería).

Bill Evans, convertido ya en auténtico genio de las teclas después de curtirse con Miles Davis, forma para este trabajo, homenaje a su sobrina Debby, uno de los tríos más reconocibles de todos los tiempos. Grabado en el Village Vanguard, el pianista redefine el sonido “trío” haciendo que sus acompañantes, en este caso Scott LaFaro al contrabajo y Paul Motian a la batería, pugnen con el instrumento líder por hacerse un hueco en las composiciones. De esta forma, el peso de la música de "Waltz For Debby" recae en los tres genios que la interpretan lo que se torna en un verdadero estímulo por escuchar los diálogos que mantienen entre ellos. Una palabra recorre nuestra mente ante semejante muestra de sensibilidad y no es otra que belleza. El trío arranca uno de los sonidos más bonitos que se han podido hacer en forma de jazz. La grabación despierta aun más interés si cabe sabiendo que el grupo se disolvería obligatoriamente poco después tras la muerte de LaFaro.

JOHN COLTRANE: A LOVE SUPREME (Impulse, 1964)

Personal: John Coltrane (saxo tenor), McCoy Tyner (piano), Jimmy Garrison (contrabajo), Elvin Jones (batería).

John Coltrane, quizás el saxofonista que más adeptos tiene dentro y fuera del jazz, publicó en 1964 para el prestigioso sello Impulse un trabajo, "A Love Supreme", que se encuentra a caballo entre el Coltrane más modal y hardbopiano y el más experimental, perteneciente a su última época. A lo largo de los únicos cuatro cortes que encontramos, el saxofonista realiza un viaje por el más absoluto misticismo en busca del camino hacia Dios. Algo que fue una constante en su música posterior. Una espiritualidad que queda reflejada en el sonido que es capaz de extraer de su saxo. Si no has escuchado jazz antes, este disco no es el adecuado dada su densidad, pero si has entendido ya las anteriores obras comentadas en este repaso y quieres dar un salto importante, prueba con la magia de Coltrane, porque quedarás tan impresionado como emocionado ante la apabullante y agresiva sonoridad del saxofonista por antonomasia. Disco que sirvió para definir el jazz en los siguientes años y cumbre del controvertido músico.

KEITH JARRETT: STANDARDS, VOLS. 1 & 2 (ECM, 1983)

Personal: Keith Jarrett (piano), Gary Peacock (contrabajo), Jack DeJohnette (batería).

Os preguntaréis que por qué seleccionamos dos discos de este músico. La respuesta no atiende a preferencias ni favoritismos de ningún tipo. Es más fácil que todo eso y es que esta serie de grabaciones llamada Standards es complementaria una de la otra. Fuertemente influido por la música clásica europea y por Bill Evans, Jarrett es uno de los pianistas más importantes de finales de siglo. Su visión del trío de jazz, basada en el propio Evans es digna de mención y se puede escuchar fácilmente en estos trabajos. Es decir, tanto protagonismo tiene el piano del líder como el contrabajo de Peacock o la batería de DeJohnette, arrancando a sus respectivos instrumentos unas preciosas notas, relajantes, íntimas y, sobre todo, delicadas. Eso sí, para disfrutar al completo de ellos, deberás poner los cinco sentidos en todo lo que nos ofrecen porque es tanto y tan bueno que, seguramente, ni Jarrett lo esperaba cuando los grabó.

WYNTON MARSALIS: BLACK CODES (FROM THE UNDERGROUND) (Columbia, 1985)

Personal: Wynton Marsalis (trompeta), Branford Marsalis (saxos tenor y soprano), Kenny Kirkland (piano), Charnett Moffett (contrabajo), Jeff Tain Watts (batería).

Wynton Marsalis es uno de los músicos de jazz más conocidos y respetados de los últmos veinte años. Nacido en Nueva Orleáns en 1960, él es el padre del movimiento llamado clasicista o sencillamente neobop y este disco es el primer y más claro ejemplo de ello. Para una música en constante desarrollo y evolución como el jazz, "Black Codes" supuso una vuelta de tuerca, un revisionismo del jazz modal del Miles Davis de finales de los cincuenta y principios de los sesenta. Según a qué círculo de aficionados acudas, Marsalis será alabado por unos, los que ven en él al verdadero salvador del jazz contemporáneo y criticado por otros, los que entienden que se trata sólo de un imitador. Para un servidor no es ni una cosa ni la otra, sólo un grandísimo trompetista de técnica exquisita que ha influido en gente como Roy Hargrove. Un verdadero estudioso del sonido cuya música refleja su filosofía en un baño de hard bop, jazz modal y música de su Nueva Orleáns natal.

PARA SEGUIR DISFRUTANDO…

- Coleman Hawkins: Body and soul (RCA, 1939)
- Thelonious Monk: Genius Of Modern Music Vols 1 & 2 (Blue Note, 1947-1952)
- Ella Fitzgerald: Ella in Rome: The Birthday Concert (Polygram, 1958)
- Ornette Coleman: The Shape Of Jazz To Come (Atlantic, 1959)
- Oliver Nelson: The Blues And The Abstract Truth (Impulse, 1961)
- Dexter Gordon: Our Man In Paris (Blue Note,.1963)
- Herbie Hancock: Maiden Voyage (Blue Note, 1965)
- Eric Dolphy: Out To Lunch (Blue Note, 1964)
- Dave Holland: Conference Of The Birds (ECM, 1972)
- David Murray Octet: Hope Scope (Black Saint, 1987)

Artículo publicado originalmente en el número 5 de la revista Soul Nation.

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