P.D: Notaréis que muy bien escrito no está. Perdonad. Fue de mis primeros artículos y lo tuve que escribir en muy poco tiempo por exigencias del cierre de edición. En todo caso, espero que os sirva a much@s como guía.
El álbum pionero. Allá por el año 1995, un jovencito de 21 años cuyo nombre real es Michael Archer y que se hace llamar D’angelo asombra a propios y extraños con un disco denominado "Brown Sugar" en el que recupera los arreglos clásicos del Soul y del Rhythm & Blues adaptándolos a los nuevos tiempos, con influencias del Soul de los años setenta y ochenta (veáse Marvin Gaye, Stevie Wonder, Prince, Curtis Mayfield, Al Green etc) y del Hip-Hop más elegante de la época, creando un estilo que más tarde se denominaría Neo-Soul. Este disco en sí es un conjunto de sonidos elegantes, cálidos, envolventes donde predomina el alma y el sentimiento en cada uno de los cortes que lo componen y donde los guiños al Jazz ocupan un lugar muy importante. Extraordinaria instrumentación (en la que el propio D’angelo participa tocando varios instrumentos como Rhodes o la percusión al igual que Raphael Saadiq, de Tony!, Toni!, Toné!, o Ali Shaheed Muhammad de A Tribe Called Quest, que también hacen sus pinitos en el disco produciendo y tocando) e impresionante calidad vocal se conjugan para dar nacimiento a joyas tan puras como “Shit, damn, motherf*cker”, la versión del tema de Smokey Robinson “Cruisin’” con un falsete a lo Prince impresionante, “Higher”, “Lady” o el tema que da nombre al disco “Brown Sugar”, canciones Soul con mayores influencias jazzísticas como “When we get by” y “Smooth” y temas como “Alright” y “Jonz in my bonz” con mayor influjo rítmico del Hip-Hop. Todo esto hace de este trabajo una de las grandes obras maestras del Soul de todos los tiempos. Imprescindible en cualquier discografía “negra” que se precie. I want some of your Brown Sugar…
Después de bastante tiempo en el mundo de la música realizando coros y componiendo para gente como Brandy o Tevin Campbell, Rashaan Patterson (nativo del Bronx de Nueva York) edita su primer trabajo homónimo en el año 1997. Fuertemente influenciado en su manera de cantar por Stevie Wonder, pronto se vio que, por su gran personalidad, elegancia y una calidad vocal extraordinaria, se convertiría en uno de los grandes. El disco propiamente dicho es una maravilla de principio a fin, excelentemente nivelado en cuanto a tiempos rápidos/medios/lentos y que, además de su ya citada calidad arrolladora al cantar, cuenta con una calidad instrumental tremenda. Productores y músicos tan extraordinarios e importantes como Keith Crouch, Jamey Jaz, Les Pierce, el legendario Billy Preston (que, desgraciadamente, falleció este mismo año) o los miembros de la mejor banda vocal del momento Take 6, Mark Kibble y Alvin Chea, se dan cita en esta gran obra maestra plagada de joyas como “Stop by”, “Spend the night”, “Where you are”, “Can we wait a minute” (estratosférica interpretación vocal) o, la más conocida, “My sweetheart”. Maravilloso.
Ex-componente de los Fugees, Lauryn Hill (nacida en 1975 en Nueva Jersey) editó en 1998 “The miseducation of…”, un conjunto de sonidos que van desde el Hip-Hop, al Soul pasando por el R&B y algunas gotitas de Reggae en el que la propia Lauryn compone, arregla y produce casi la totalidad de las canciones y en el que, además de la instrumentación y su voz, destacan las letras por su alto contenido social. Su voz en este trabajo suena sobresaliente, rayando la perfección. Además cuenta con la colaboración de artistas como Mary J. Blige en “I Used to love him”, el citado D’angelo cantando y tocando los Rhodes en “Nothing even matters” o el gran Carlos Santana a la guitarra, en la canción dedicada a su hija “To Zion”. Aunque no sólo de estrellas conocidas se completa el disco puesto que todos los músicos que en él intervienen son de primerísima calidad, a destacar: Don E., que toca el Wurlitzer, el Hammond B-3, los Rhodes y el piano, James Poyser (una de las grandes figuras en la sombra del Soul contemporáneo y miembro de The Soulquarians) tocando más teclados al igual que John Legend, que aparece en el disco con su verdadero nombre John Stephens. Estos son los músicos más conocidos, pero a ellos se únen grandes bajistas, guitarristas, baterías, saxofonistas, trombonistas, coristas, todos ellos de sesión que hacen que este disco esté también considerado como uno de los mejores discos de la historia de la música negra. Si te falta este disco, tu discografía estará totalmente incompleta.
ERYKAH BADU: BADUIZM (UNIVERSAL, 1997)
Apodada y considerada por muchos como la nueva Billie Holiday por su timbre de voz, Erykah Badu (nacida Erykah Abi Wright en Dallas en 1971) es uno de los máximos exponentes del nuevo soul y su primer álbum “Baduizm” editado en 1997 es una suave e intimista mezcla entre Soul, Jazz y Hip Hop. Su voz transporta a aquellos clubs de Harlem de los años ’30 y ’40 repletos de humo donde tantos y tantos artistas se dieron a conocer. Es música para escuchar tranquilamente, sin hacer nada más, sentado en tu sillón favorito tomando un café. Impresionante también la nómina de productores y músicos que se dan cita en este trabajo: la propia Erykah toca el teclado, el contrabajista Ron Carter, el multinstrumentista Bob Power, el teclista y productor James Poyser, la vocalista N’Dambi haciendo coros y The Roots, que también están por ahí produciendo algún tema y cuyo batería Ahmir ?uestlove Thompson también participa tocando en alguna canción. Añadir a todo esto que el productor del álbum es Kedar Massenburg, presidente de la actual Motown. Todo esto unido a la personal voz de Erykah Badu da lugar a un álbum redondo, considerado objetivamente como una de las cumbres del Soul de todos los tiempos.
Considerado otro de los máximos exponentes del Soul, Maxwell (Nacido en Brooklyn, Nueva York en 1973) editó en 1996 su "Maxwell’s Urban Hang Suite". Tomando como influencias los falsetes de Marvin Gaye y Prince y la elegancia de Stevie Wonder al cantar, Maxwell se hizo pronto un hueco entre los mejores vocalistas del momento. En esta ópera prima se reflejan claramente las influencias de las que hablaba antes, además de, entre otros, Sam Cooke o Al Green. Disco nivelado donde los haya entre temas rápidos y lentos, este "Urban Hang Suite" contó con la producción de uno de los mayores talentos actuales dentro del Soul, Stuart Mathewman, uno de los componentes de Sade que, además de producir, se encarga de tocar casi todos los instrumentos: guitarra, bajo, batería, teclado y, sobre todo, ese saxo que toca de manera tan elegante. Otros músicos y compositores a destacar son: Leon Ware (responsable del “I want you” de Marvin Gaye), Bashiri Johnson (uno de los máximos exponentes de la percusión dentro del Soul hoy día) y el legendario Wah Wah Watson. En definitiva, tremendo collage sonoro con una calidad instrumental apabullante, en el que la elegancia prima por encima de todo lo demás.
Impresionante cantante, con una personalidad arrolladora y una capacidad poderosísima de transmitir sólo con su voz. Nacida en Philadelphia y abanderada del nuevo sonido de esta ciudad mítica para el Soul, Jill Scott editó en 2000 “Who is Jill Scott?. Words & sounds, Vol. 1”, un trabajo debut donde la sensualidad, la elegancia, la calidad en las letras y en la instrumentación y el saber hacer tanto de productores como de la propia cantante se paladea a lo largo de todo el disco, además de dejarse entrever el sonido de la factoría A touch of Jazz liderada por Jazzy Jeff Townes. En este elepé vuelven a estar presentes algunos de los músicos y productores más importantes de la nueva oleada Soul. André Harris que produce y toca la batería y la percusión, James Poyser (por enésima vez), Ted Thomas Jr. que se encarga de tocar la percusión, el bajo , la batería y los teclados, Larry Gold a las cuerdas y Steve McKeever a la producción ejectuva del disco. Cortes sensuales como “Gettin’ in the way”, “Do you remember?”, el groove tremendo de “A long walk” con una batería extraordinaria, las bailables “It’s love”, “Slowly surely”, “One is the magic # 1” o “Brotha” o la preciosa “The way” son ejemplos sonoros de lo que Jill Scott ha supuesto para el Soul de los últimos años.
Comparado con Bill Withers y Bobby Womack y caracterizado por una de las mejores y más personales voces del momento, Anthony Hamilton entró en el mundo de la música por la puerta de atrás puesto que “XTC”, su primer disco oficial, no llegó nunca a publicarse. Pero Hamilton siguió haciendo sus pinitos, componiendo y haciendo coros para gente como D’angelo, Sunshine Anderson o Donell Jones. Así continuó hasta que en 2003 destapó el frasco de la esencias con su “Comin’ from where I’m from”, un álbum que cuenta con productores, compositores y músicos de la talla de Cedric Salomon, el rapero Jermaine Dupri (capaz de lo mejor y de lo peor), Mark Batson, Pino Palladino (bajista también de D’angelo), Carol Riddick (haciendo coros) y James Poyser (que una vez más está presente en otro de los 10 discos esenciales) y que es una potente mezcla de elegantes teclados, guitarras y bajos muy bien colocados y metales y, por otra parte, ritmos programados y algún sample que otorga un ambiente de Soul urbano y callejero al disco, contando también con baterías reales en muchos de los cortes que componen el álbum. Dentro de “Comin’ from where I’m from” hay tiempo para todo, desde los tiempos rápidos y medios como “Mama knew love”, “Cornbread, fish & collar greens” o la gran “Comin’ from where I’m from” hasta las baladas con más soul de los últimos años “Charlene”, “I’m a mess” o “My first love” con la elegante vocalista LaToiya Williams. Una genialidad.
Dúo formado por marido (Fatin Dantzle) y mujer (Aja Graydon). Ambos empezaron su carrera cantando en clubs hasta que captaron la atención de Jill Scott que los introdujo en su sello Hidden Beach Recordings donde lanzaron en 2003 su primer trabajo “Surrender to love”, un disco donde se ponen de manifiesto todas las influencias, tanto clásicas como contemporáneas, de este excelente dúo musical: Womack & Womack, Ashford & Simpson, Roberta Flack, Donny Hathaway, Yahzarah, Julie Dexter, Fertile Ground... Alma, sentimiento, calidad, saber hacer, perfección…es lo que definiría el sonido de este álbum, tanto en su parte instrumental como vocal. Ambas voces rebosan Soul (algo de lo que hoy en día carece mucha gente del R&B más comercial) y pueden hacerte llorar sólo con una nota. La instrumentación real en todas las canciones hacen de este disco una delicia sonora. Músicos tan importantes como el trombonista y vocalista Jeff Bradshaw, el vocalista Bilal, los baterías Poogie Bell y Lil’ John Roberts, el violonchelista y arreglista de cuerdas Larry Gold (Uno de los mejores arreglistas de cuerdas que participa en multitud discos neo-soul), los productores Vidal Davis y André Harris (este último tocando también los Rhodes), James Poyser (una vez más, y van…), la propia Jill Scott haciendo voces, Carol Riddick haciendo lo propio y una amplia nómina de músicos de sesión que hacen que cada nota musical destaque por su producción limpia y pura. Ejemplo a seguir de cómo debe hacerse soul en nuestros días.
Corría el año 2001, cuando una chica llamada India Arie presentó su primer trabajo “Acoustic soul”, un trabajo distinto a los demás porque en él, el elemento principal es la guitarra acústica. El resultado es un disco fresco, original, cuyos ritmos van desde el Soul al R&B con algún ritmo influenciado por el Hip Hop y el Pop más elegantes. La influencia más grande que queda patente es la de Stevie Wonder, al que incluso dedica una canción “Wonderful”, pero el trompetista Miles Davis, el saxofonista John Coltrane, los guitarristas Jimi Hendrix y Stevie Ray Vaughan y los vocalistas Donny Hathaway y Sam Cooke están presentes en su música. De hecho nombra a varios de ellos en el corte nueve del disco en un interludio homenaje. Su voz aterciopelada y dulce, aunque no exenta de fuerza y elegancia, hace que te derritas cada vez que la escuchas. El músico más importante que está presente en este álbum es Mark Batson (que también ha trabajado con Anthony Hamilton) que se encarga él solito de los teclados, la percusión, los bajos y, en algunas ocasiones, la batería, además de producir y arreglar. También están presentes el multinstrumentista Bob Power (Erykah Badu) y el percusionista Bashiri Johnson (Maxwell, Sade), además de Kedar Massenburg en la producción ejecutiva, lo cual es sinónimo de calidad absoluta. India.Arie te hará tocar el cielo con su voz y te trasladará con su músicaa parajes nunca antes visitados.
Álbum editado en 1999 por una de las que a posteriori se convertiría en una de las grandes Divas del Soul contemporáneo. Corista de D’angelo y siempre muy vinculada a la escena Soul, Angie Stone sorprendió con este “Black Diamond”. Un álbum redondo, repleto de buen Soul, tanto bailable como lento, con arreglos clásicos y ritmos en ocasiones cercanos al Hip Hop. Grandísima calidad instrumental con gente como Lenny Kravitz, Ali Shaheed Muhammad (también presente en el “Brown sugar” de D’angelo) y el propio D’angelo haciendo voces en el tema “Everyday”. ¿Influencias? Chaka Khan y Roberta Flack son las más claras en su forma de cantar, aunque en su música se pueden percibir los ecos de Gladys Knight (de hecho, la canción que abre el álbum, la preciosa “No more rain (in this cloud)" tiene un sample de la maravillosa “Neither one of us” de Gladys Knight & The Pips), Prince o, más recientemente, Lauryn Hill. Estamos ante otro disco nivelado en cuanto a tiempos rápidos y medios (“Life story”, “Love Junkie”, “Everyday”, “My lovin’ will give you something”…), y lentos (“Just a pimp”, “Coulda been you” y, sobre todod, “Heaven help”) en el que participa, además de los citados anteriormente, Gerry Deveaux como productor ejecutivo y corista. Grandísimo disco en el que Angie incluso se atreve con la canción de Marvin Gaye “Trouble man” saliendo airosa del intento.