Como ya he dicho en multitud de ocasiones, Hamid Drake es el batería, y quizá el músico, que más me ha impresionado ver en directo. Considerado desde los noventa como uno de los mejores percusionistas de su tiempo y con su característico arsenal de ritmos y polirritmos procedentes de todas y cada una de las partes del mundo, Drake se ha encargado de crear en un servidor un interés casi obsesivo en todas las grabaciones donde él está presente. A estas alturas de año, todavía no me había parado a escuchar su último proyecto como líder enmarcado en su serie con el colectivo Bindu, una maravilla publicada por el sello francés Rogue Art llamada "Reggaeology" que, como su propio nombre indica, está dedicada a la música jamaicana por excelencia. Sin embargo, me quedaría demasiado corto y estaría faltando a la verdad si sencillamente afirmo que este "Reggaeology" es "sólo" un disco de reggae. ¿Conocéis el término Great Black Music por aquí expuesto varias veces, no?, pues eso, este trabajo es todo un ejemplo de esa cosa maravillosa que mezcla un verdadero batiburrillo de ritmos y melodías procedentes de los rincones más negros y con más enjundia y cuerpo del planeta. Sentadas estas premisas, toca fijarse en los músicos, ¡y vaya músicos!. A Hamid Drake en la batería, los panderos, la tabla y sus pinitos en las voces se le únen el rapper y beatboxer, integrante de los IsWhat?!Napoleon Maddox, Jeff Parker en la guitarra, Jeff Albert al trombón y al hammond, Jeb Bishop también al trombón y Josh Abrams al contrabajo y al guimbri, estos últimos primeros espadas de la actual escena jazzística y vanguardista de Chicago, lo que corrobora, una vez más, que para llegar al free jazz hace falta impregnarse de cuantas diversas músicas sea posible. Sólo es necesario escuchar el primer corte del disco, una maravilla llamada "Kali's Children No Cry" de más de 19 minutos de duración, donde se alternan unos solos escalofriantes por parte de todos y cada uno de los músicos que integran el plantel con partes más extremas que rozan la libre improvisación. Pero no os asustéis los que no estéis acostumbrados al jazz más free, porque éste está acotadísimo y sólo se recurre a él cuando la ocasión así lo requiere. No estorba, enriquece. Por lo demás, y como no, todos los músicos están tremendísimos, con especial mención, claro está, para un Hamid Drake que apabulla de lo bueno que es. Indescriptible con palabras lo que puede llegar a hacer este hombre. "Reggaeology" salió en enero pero en diciembre, cuando haya que hacer la lista de los mejores del año, estará, a buen seguro, en los puestos de cabeza. Una obra maestra de la Great Black Music contemporánea y un disco fantástico para aquellos que quieran acercarse a la música del que ahora mismo es uno de sus representantes más imprescindibles y destacados.

Lee aquí la reseña de Pachi Tapiz en "Buscando un Nombre".

Kali's Children No Cry

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