A finales del año pasado el sello Gambit recuperó, para nuestro regocijo, este concierto que John Coltrane y su banda ofrecieron el 20 de noviembre de 1961 en el Falkoncentret de Copenhague. Por aquel entonces, el ilustre y afamado saxofonista se había independizado del combo de Miles Davis y había sustituído al que hasta ahora había sido su contrabajista habitual, Steve Davis por Reggie Workman. Pero quizá, el cambio más susceptible de ser comentado vino de la mano de la suma de un segundo reedman a su ya de por sí potente banda.

Este no fue otro que Eric Dolphy, que aportó sus innovaciones y sonido vanguardista al saxo alto, flauta y clarinete bajo a la que posiblemente era la formación de jazz más fuerte surgida en los sesenta. con permiso del segundo quinteto de Miles Davis. Con el cuarteto convertido en quinteto gracias al fichaje del mencionado Dolphy, Coltrane salió de gira por varios países europeos que le llevaron a pisar, además de Dinamarca, Finlandia, Suecia, Francia y Alemania. Centrándonos en el concierto que nos ocupa en esta grabación en directo, el repertorio lo forman dos composiciones del propio Trane, "Impressions" y "Naima" y tres estandars, el precioso "Every Time We Say Goodbye" de Cole Porter, la emocionante "Delilah" de Victor Young, inédita hasta ese momento en la discografía de Dolphy y Coltrane y la única vez que la tocaron juntos y una superlativa versión de, como no, "My Favorite Things", tema que ese mismo año grabó en su versión de estudio para el elepé del mismo nombre y que aquí se alarga hasta los 29 minutos de duración. Os podéis imaginar como suena aquello, sobre todo cuando se comienzan a vislumbrar en los solos encabezado por Trane, los intereses que, por aquel entonces, rondaban su cabeza: sus acercamientos al free jazz, el jazz modal y el aumento en su forma de tocar de influencias procedentes de músicas de fuera de EEUU, dominadas, principalmente por la música india y sus ragas. El lado negativo viene de parte del sonido. Sí, es cierto que las intervenciones de Eric Dolphy como del propio John Coltrane tienen un sonido mejorable pero más o menos nítido pero la grabación se pega un buen castañazo en lo que a la sección rítmica se refiere pues el piano de Tyner, el contrabajo de Workman y la batería de Jones casi ni se escuchan de lo bajo que están grabados, lo que resulta un poco incómodo  y engorroso cuando tienes que subir el volumen y bajarlo dependiendo de quien haga el solo en ese momento. Pegas aparte, estamos ante un gran concierto, como no podía ser de otra manera viniendo de quienes viene. ¿Cómo es posible que esta gente toque así?, yo todavía no lo sé. Lo que está claro es que, además de dominar el estudio, John Coltrane se dejaba la piel encima de los escenarios. Extraordinaria demostración de facultades.



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