Como siempre se dice, en el mundo de la música hay talentos tan injustamente tratados que sólo pensarlo indigna. Uno de los más flagrantes ejemplos de ello es Jaki Byard, un pianista (que también era capaz de tocar saxo tenor y trompeta) que ha servido de inspiración a muchos de los que han venido después y que en los años sesenta formó uno de los mejores combos de la época junto a Richard Davis en el contrabajo y Alan Dawson en la batería. Aquí le vemos junto a Reggie Workman y probablemente a aquel en sendas versiones, la primera en trío y la segunda en cuarteto a dos pianos con, nada menos, que Earl Hines.



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