Anthony David ha tocado recientemente el cielo con su segundo trabajo "The Red Clay Chronicles". Un gran disco que se convirtió en una de las sorpresas más agradables del pasado año. Sin embargo, muy poca gente cae en que este músico oriundo de Savannah (Georgia) posee un primer álbum que data de 2004 y que supone un complemento ideal del segundo comentado anteriormente. Esta complementación viene regida principalmente por el cambio de registro que nos ofrece de un álbum a otro. Si "The Red Clay Chronicles" es puro soul con algún toque urbano, "3 Chords & The Truth" se torna blues, folk y soul acústico.
Algo que el título, “Tres acordes y la verdad”, ya nos preavisa. Y es que si algo hay que destacar es su austeridad instrumental, pues es donde radica toda su originalidad, hasta el punto de llegar a la conclusión que el propio artista parece transmitir con sus melodías desde un principio: realmente todo está en tres acordes. Esta sencillez otorga un suave y delicado sonido capaz de abrir pequeños remansos de paz interior en nuestra alma. Esto se consigue principalmente con unas heterogéneas influencias que hacen que Anthony David nade en territorios de una riqueza máxima a la par que ecléctica: desde el blues sureño de Keb Mo, a genios del folk/soul como Bill Withers, Terry Callier o Richie Havens, pasando por el soul contemporáneo de India.Arie, PJ Morton o Frank McComb. Con todos estos influjos no es difícil adivinar que la principal arma de la que se sirve nuestro protagonista para contar sus historias es una guitarra acústica que da un cierto halo melancólico a su música. Lo demás se lo deja a una voz dotada de una emocionante personalidad y cuya belleza la hace grande dentro de las extraordinarias voces ya consagradas del soul. Debido a la ya citada gran variedad de fuentes de las que bebe nuestro personaje, el álbum se nos presenta como una sucesión de canciones, algunas con una aire más folk, otras con un aire más soul, pero con el alma como regla general y predominante de un Anthony David que al cantar te está diciendo tantas cosas, y tan distintas, que es imposible permanecer impasible ante tanta capacidad de transmitir sentimientos. Además, y en la línea de los grandes músicos citados anteriormente, nuestro protagonista se encarga de la composición de la mayoría de los temas. Estos cortes van explorando los distintos parajes musicales por los que pasea el artista. Así, nos llevará al folk/soul que marcan “Yes”, "Believe Me”, “Cheatin’ Man”, “Skyline” o “The Water/The Fire, donde la austeridad instrumental y el intimismo que otorgan la guitarra acústica y la percusión se mezclan con unos juegos vocales de una belleza extraordinaria. O nos cogerá de la mano para sumergirnos junto a él en canciones de una marcada influencia soul como “Heartstrings”, “Spittin’ Game”, “Cold Turkey”, “Georgia Peach” o “Part Of My Life” en las que David entra en unos territorios más complejos donde comienzan a distinguirse metales, bajos y baterías propios de la más pura tradición negra. Pero aquí no acaba la cosa, porque también hay tiempo para un divertido reggae, caracterizado por una minimalista instrumentación, a dúo con Julie Dexter en "50/50 Love". Estamos ante el disco que dio el pistoletazo de salida a la carrera de uno de los máximos exponentes de la actual música negra. Su heterogeneidad, su capacidad para tocar eficientemente distintos estilos y esa preciosa y personal voz son los rasgos distintivos de un artista que se ha ganado con sólo dos álbumes de estudio todo tipo de merecidos elogios. Y es que cuando uno escucha este "3 Chords & The Truth" se da cuenta de la grandeza como músico de Anthony David, un referente inexcusable si te gusta de verdad el soul.
Reseña publicada originalmente en la página Blacksoundhistory.
Algo que el título, “Tres acordes y la verdad”, ya nos preavisa. Y es que si algo hay que destacar es su austeridad instrumental, pues es donde radica toda su originalidad, hasta el punto de llegar a la conclusión que el propio artista parece transmitir con sus melodías desde un principio: realmente todo está en tres acordes. Esta sencillez otorga un suave y delicado sonido capaz de abrir pequeños remansos de paz interior en nuestra alma. Esto se consigue principalmente con unas heterogéneas influencias que hacen que Anthony David nade en territorios de una riqueza máxima a la par que ecléctica: desde el blues sureño de Keb Mo, a genios del folk/soul como Bill Withers, Terry Callier o Richie Havens, pasando por el soul contemporáneo de India.Arie, PJ Morton o Frank McComb. Con todos estos influjos no es difícil adivinar que la principal arma de la que se sirve nuestro protagonista para contar sus historias es una guitarra acústica que da un cierto halo melancólico a su música. Lo demás se lo deja a una voz dotada de una emocionante personalidad y cuya belleza la hace grande dentro de las extraordinarias voces ya consagradas del soul. Debido a la ya citada gran variedad de fuentes de las que bebe nuestro personaje, el álbum se nos presenta como una sucesión de canciones, algunas con una aire más folk, otras con un aire más soul, pero con el alma como regla general y predominante de un Anthony David que al cantar te está diciendo tantas cosas, y tan distintas, que es imposible permanecer impasible ante tanta capacidad de transmitir sentimientos. Además, y en la línea de los grandes músicos citados anteriormente, nuestro protagonista se encarga de la composición de la mayoría de los temas. Estos cortes van explorando los distintos parajes musicales por los que pasea el artista. Así, nos llevará al folk/soul que marcan “Yes”, "Believe Me”, “Cheatin’ Man”, “Skyline” o “The Water/The Fire, donde la austeridad instrumental y el intimismo que otorgan la guitarra acústica y la percusión se mezclan con unos juegos vocales de una belleza extraordinaria. O nos cogerá de la mano para sumergirnos junto a él en canciones de una marcada influencia soul como “Heartstrings”, “Spittin’ Game”, “Cold Turkey”, “Georgia Peach” o “Part Of My Life” en las que David entra en unos territorios más complejos donde comienzan a distinguirse metales, bajos y baterías propios de la más pura tradición negra. Pero aquí no acaba la cosa, porque también hay tiempo para un divertido reggae, caracterizado por una minimalista instrumentación, a dúo con Julie Dexter en "50/50 Love". Estamos ante el disco que dio el pistoletazo de salida a la carrera de uno de los máximos exponentes de la actual música negra. Su heterogeneidad, su capacidad para tocar eficientemente distintos estilos y esa preciosa y personal voz son los rasgos distintivos de un artista que se ha ganado con sólo dos álbumes de estudio todo tipo de merecidos elogios. Y es que cuando uno escucha este "3 Chords & The Truth" se da cuenta de la grandeza como músico de Anthony David, un referente inexcusable si te gusta de verdad el soul.