Corey Wilkes ya me robó el corazón cuando, en 2008, publicó su debut, "Drop It", cuya reseña finalicé, hace unos meses, diciendo que todo parecía suponer que en los próximos años este joven trompetista nos daría muchas sorpresas. Pues bien, tan solo un año más tarde, en 2009, llegaría su primera propuesta para Pi Recordings llamada "Cries From Tha Ghetto" que tengo que reconocer que no había escuchado hasta hace bien poquito porque, oye, no siempre tiene uno la cabeza como para escuchar música más compleja. El caso es que Wilkes da en este trabajo un vuelta de tuerca a su concepto.
Si el primer disco sonaba a jazz con mucha cadencia hip-hop y neo-soul, este esfuerzo sophomore nos brinda la oportunidad de escucharle en otros terrenos más englobadores si cabe. ¿Que cómo se llama eso? ya lo sabéis tod@s. Great Black Music. Pero para crear los ambientes y parajes que se precisan en este tipo de grabaciones es necesario estar rodeado de, cuanto menos, gente competente. Para ello, Corey Wilkes se flanquea de músicos tan semidesconocidos como realmente interesantes en sus respectivos instrumentos. Bajo el nombre de Abstrakt Pulse, repiten con respecto a "Drop It" Scott Hesse en la guitarra, Kevin Nabors en el tenor y Junius Paul en el contrabajo y se incorporan Isaiah Spencer en la batería y Jumaane Taylor en la percusión de claqué (sí, otro bailarín en otro reciente disco de jazz, igual que el caso de Geri Allen). Todos forman una banda extraordinaria, con mención especial para el propio Spencer, un batería con una cantidad de recursos insultante y una capacidad para cambiar de ritmo s en décimas de segundo impresionante. Aparte de, claro está, Corey Wilkes con ese lenguaje tan marcado aquí muy similar al sonido de Lester Bowie, destacaría también la guitarra de Scott Hesse que está tremendo en sus solos y acompañamientos a lo largo de todos los cortes del álbum. ¿Pero cómo suena esta banda?, pues fácil. Básicamente estamos ante un trabajo que cubre ese escalón que implícitamente existe entre el post-bop y el free jazz, es decir, no es ninguna de las dos cosas pero las dos a la vez con leves coqueteos, eso sí, con ritmos y cadencias hip-hop. A partir de aquí tenemos momentos más "sencillos" como "First Mind", "Chasin' LeRoy" o "Levitation" y momentos más intrincados que harán a más de uno salir corriendo como "SICK JJ". Ahora bien, la verdadera joya de la corona de este disco es esa maravilla que es el tema que le da título, "Cries From Tha Ghetto", un diamante de casi once minutos de duración que suena como si rememorara la época del famoso cuarteto de Coltrane mezclándola con una buena porción de síncopa y hip-hop. Una burrada de esas que te dejan K.O. en el asiento y donde tenéis un palpable ejemplo de lo que antes comentaba del batería Isaiah Spencer. En fin, ya me he extendido lo suficiente como para que sepáis que "Cries From Tha Ghetto" me ha encantado. Referencias constantes a Lester Bowie, al Art Ensemble Of Chicago, a la música que durante un lustro estuvieron haciendo Tyner, Jones, Garrison y Trane y todo con un puntito rítmico hip-hop que hay que saber leer entre líneas a menos que sea explícitamente evidente. Si antes tenía alguna duda sobre el futuro de este muchacho, ahora lo tengo claro: Corey Wilkes se sale.
Si el primer disco sonaba a jazz con mucha cadencia hip-hop y neo-soul, este esfuerzo sophomore nos brinda la oportunidad de escucharle en otros terrenos más englobadores si cabe. ¿Que cómo se llama eso? ya lo sabéis tod@s. Great Black Music. Pero para crear los ambientes y parajes que se precisan en este tipo de grabaciones es necesario estar rodeado de, cuanto menos, gente competente. Para ello, Corey Wilkes se flanquea de músicos tan semidesconocidos como realmente interesantes en sus respectivos instrumentos. Bajo el nombre de Abstrakt Pulse, repiten con respecto a "Drop It" Scott Hesse en la guitarra, Kevin Nabors en el tenor y Junius Paul en el contrabajo y se incorporan Isaiah Spencer en la batería y Jumaane Taylor en la percusión de claqué (sí, otro bailarín en otro reciente disco de jazz, igual que el caso de Geri Allen). Todos forman una banda extraordinaria, con mención especial para el propio Spencer, un batería con una cantidad de recursos insultante y una capacidad para cambiar de ritmo s en décimas de segundo impresionante. Aparte de, claro está, Corey Wilkes con ese lenguaje tan marcado aquí muy similar al sonido de Lester Bowie, destacaría también la guitarra de Scott Hesse que está tremendo en sus solos y acompañamientos a lo largo de todos los cortes del álbum. ¿Pero cómo suena esta banda?, pues fácil. Básicamente estamos ante un trabajo que cubre ese escalón que implícitamente existe entre el post-bop y el free jazz, es decir, no es ninguna de las dos cosas pero las dos a la vez con leves coqueteos, eso sí, con ritmos y cadencias hip-hop. A partir de aquí tenemos momentos más "sencillos" como "First Mind", "Chasin' LeRoy" o "Levitation" y momentos más intrincados que harán a más de uno salir corriendo como "SICK JJ". Ahora bien, la verdadera joya de la corona de este disco es esa maravilla que es el tema que le da título, "Cries From Tha Ghetto", un diamante de casi once minutos de duración que suena como si rememorara la época del famoso cuarteto de Coltrane mezclándola con una buena porción de síncopa y hip-hop. Una burrada de esas que te dejan K.O. en el asiento y donde tenéis un palpable ejemplo de lo que antes comentaba del batería Isaiah Spencer. En fin, ya me he extendido lo suficiente como para que sepáis que "Cries From Tha Ghetto" me ha encantado. Referencias constantes a Lester Bowie, al Art Ensemble Of Chicago, a la música que durante un lustro estuvieron haciendo Tyner, Jones, Garrison y Trane y todo con un puntito rítmico hip-hop que hay que saber leer entre líneas a menos que sea explícitamente evidente. Si antes tenía alguna duda sobre el futuro de este muchacho, ahora lo tengo claro: Corey Wilkes se sale.
Cries From Tha Ghetto