La carrera del saxofonista tenor y clarinetista bajo Chico Freeman es una montaña rusa: demasiados altibajos para su demostrada capacidad. En los picos más altos de esa montaña rusa que comentamos, se encuentra su propuesta de 1981 "Destiny’s Dance", un collage de sonidos a caballo entre el post-bop y el free que tanto caracteriza el movimiento neoclasicista liderado, en estos últimos años, por el también tenor David Murray. En este álbum se mezclan músicos de ambas corrientes. De esta forma encontramos al por aquel entonces veinteañero Wynton Marsalis en la trompeta, al vibrafonista Bobby Hutcherson y al contrabajista Cecil McBee, entre otros. El resto se lo dejan al propio Freeman que asombra a propios y extraños con la maestría mostrada en los dos instrumentos que toca a lo largo de los seis cortes. Otro clásico de los ochenta.

Reseña publicada en el número 7 de la revista Soul Nation.

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