El neo-soul está teniendo un año tan horrendo como el mío. Los trabajos de Jill Scott, Ledisi, Musiq o Anthony David no han hecho otra cosa que confirmar que esta corriente musical se encuentra inmersa en una grave crisis cuyos designios son dictados, al igual que ocurre con la economía, por el mercado. Menos mal que todavía hay gente que se resiste a ello como los Kindred The Family Soul que, sin publicar un álbum redondo como es su último "Love Has No Recession", han logrado mantener el listón cualitativo con respecto a sus anteriores trabajos. Eso les ha bastado para superar al resto de artistas que han publicado disco pero que no han colmado las expectativas. Por lo demás, otro año para tirar a la basura en cuanto a neo-soul se refiere. ¿Será el fin definitivo de este género musical?



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