En los setenta, cuando muchos críticos decían que el jazz había muerto, Woody Shaw se empeño en contradecirles convirtiéndose en uno de los músicos más importantes. Interesado desde sus comienzos por los avances de John Coltrane en materia armónica y con una influencia notable de importantes trompetistas como Dizzy Gillespie, Clifford Brown o Booker Little, en 1970 publicó una de sus múltiples obras maestras: "Blackstone Legacy". Paradigma del free bop, el disco contiene la intervención de músicos como Gary Bartz y Bennie Maupin, cuyas improvisaciones son claves para el redondeo del producto final: un recorrido entre cortes que van entre los 9 y los 17 minutos de duración donde las ideas de Shaw van aflorando en forma de free, bop y funk. Por cierto, George Cables, Lenny White y los bajistas Ron Carter y Clint Houston están soberbios.

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