Este año está siendo bastante fructífero en cuanto a descubrimientos soul en el país vecino se refiere. Hace unos meses ya aterrizó con fuerza Ben L'Oncle Soul y ahora, tras su EP "The June 26th", el pasado 20 de septiembre le llegaba el turno a Sly Johnson, hasta ahora componente de los Saian Supa Crew con el sobrenombre de Sly The Mic Buddah. A estas alturas, espero que tod@s estéis ya al corriente de este tipo que, sin comerlo ni beberlo, puede convertirse en una de las revelaciones de un año, otro más, de sequía en el soul.
"74" es el título escogido para el disco debut de este extraordinario vocalista y beatboxer con claras influencias vocales de Otis Redding, D'angelo o Anthony Hamilton y un gusto exquisito, no sólo para hacer música de calidad, sino también para saber rodearse de buenos efectivos. Lo primero que llama la atención es la cantidad de grandes músicos que se dan cita en el álbum. Así, tenemos presente a gente como Cindy Blackman (batería), Eric Krasno y Neal Evans, componentes de Soulive (guitarra y teclados respectivamente), Sherrod Barnes (guitarra) y T.M. Stevens (bajo) a los que se suma en algún tema, la magia de las cuerdas de Larry Gold y el propio Sly Johnson como beatboxer e incluso haciendo, vocalmente, el efecto de chisporroteo de un vinilo, presente en varios cortes, por cierto. Por si fuera poco, "74" tiene un apartado de colaboraciones en el que caben artistas de la talla de los Slum Village y la maravillosa Ayo, lo que termina de redondear el atractivo que, a priori y antes de escucharlo, rodea a este disco. Una vez metidos en harina, escuchamos, al mismo tiempo, referencias al neo-soul de corte orgánico en el ya famoso y delicioso "I'm Calling You" o en el tema que abre el disco junto a Slum Village, "Slaave 2", pero también en "(Your Are A) Star" junto a su extraordinaria corista Rachel Claudio o en uno de los temas con más clase del álbum, "I.S.A.R". Por otro lado, tenemos composiciones de corte más retro, comenzando por la versión del "Fa-Fa-Fa-Fa-Fa (Sad Song)" que el mencionado Otis Redding popularizara en los sesenta y terminando por temas como el funk de "Don't Justify Urself" o "Sexy". Mención aparte merece esa joya llamada "Hey Mama" incluída en el tercer corte del disco, potente como pocas. Sin embargo, y como casi toda ópera primera, "74" no es un disco perfecto con algún lunar procedente, eso sí, no tanto de la calidad que desprende, que es muchísima, sino del apartado técnico y el propio concepto plasmado en él. El primero de estos viene marcado por la calidad de la grabación que hace que, en muchos casos, la música se coma literalmente la voz principal haciendo que se oiga más bien poco, sobre todo en aquellas canciones que suenan más retro. En todo caso, es más una apreciación personal que otra cosa. En el tema del concepto que antes señalaba, para mi gusto, se encuentra un poco desdibujado. Creo que hubiera salido un disco más compacto, sólido y homógeneo si Sly Johnson hubiera optado sólo por una corriente de las dos que trata de conjuntar, es decir, si hubiera elegido bien el neo-soul puro y duro o bien el soul de corte más clásico. Con todo y con eso, "74" es un trabajo que roza el sobresaliente. Una voz principal tremenda, unos coros muy bien tratados y unos instrumentistas de primer nivel sólo podían regalarnos una pequeña joyita como esta. Sin duda, uno de los discos del año en cuanto a soul se refiere. Cuidado EEUU, Francia viene pisando fuerte.
"74" es el título escogido para el disco debut de este extraordinario vocalista y beatboxer con claras influencias vocales de Otis Redding, D'angelo o Anthony Hamilton y un gusto exquisito, no sólo para hacer música de calidad, sino también para saber rodearse de buenos efectivos. Lo primero que llama la atención es la cantidad de grandes músicos que se dan cita en el álbum. Así, tenemos presente a gente como Cindy Blackman (batería), Eric Krasno y Neal Evans, componentes de Soulive (guitarra y teclados respectivamente), Sherrod Barnes (guitarra) y T.M. Stevens (bajo) a los que se suma en algún tema, la magia de las cuerdas de Larry Gold y el propio Sly Johnson como beatboxer e incluso haciendo, vocalmente, el efecto de chisporroteo de un vinilo, presente en varios cortes, por cierto. Por si fuera poco, "74" tiene un apartado de colaboraciones en el que caben artistas de la talla de los Slum Village y la maravillosa Ayo, lo que termina de redondear el atractivo que, a priori y antes de escucharlo, rodea a este disco. Una vez metidos en harina, escuchamos, al mismo tiempo, referencias al neo-soul de corte orgánico en el ya famoso y delicioso "I'm Calling You" o en el tema que abre el disco junto a Slum Village, "Slaave 2", pero también en "(Your Are A) Star" junto a su extraordinaria corista Rachel Claudio o en uno de los temas con más clase del álbum, "I.S.A.R". Por otro lado, tenemos composiciones de corte más retro, comenzando por la versión del "Fa-Fa-Fa-Fa-Fa (Sad Song)" que el mencionado Otis Redding popularizara en los sesenta y terminando por temas como el funk de "Don't Justify Urself" o "Sexy". Mención aparte merece esa joya llamada "Hey Mama" incluída en el tercer corte del disco, potente como pocas. Sin embargo, y como casi toda ópera primera, "74" no es un disco perfecto con algún lunar procedente, eso sí, no tanto de la calidad que desprende, que es muchísima, sino del apartado técnico y el propio concepto plasmado en él. El primero de estos viene marcado por la calidad de la grabación que hace que, en muchos casos, la música se coma literalmente la voz principal haciendo que se oiga más bien poco, sobre todo en aquellas canciones que suenan más retro. En todo caso, es más una apreciación personal que otra cosa. En el tema del concepto que antes señalaba, para mi gusto, se encuentra un poco desdibujado. Creo que hubiera salido un disco más compacto, sólido y homógeneo si Sly Johnson hubiera optado sólo por una corriente de las dos que trata de conjuntar, es decir, si hubiera elegido bien el neo-soul puro y duro o bien el soul de corte más clásico. Con todo y con eso, "74" es un trabajo que roza el sobresaliente. Una voz principal tremenda, unos coros muy bien tratados y unos instrumentistas de primer nivel sólo podían regalarnos una pequeña joyita como esta. Sin duda, uno de los discos del año en cuanto a soul se refiere. Cuidado EEUU, Francia viene pisando fuerte.