Artículo publicado en el diario El País el 30/10/2010:

Cuando regresó al hotel de Rotterdam, Eliades Ochoa, sombrero negro de guajiro y guitarra al hombro, encontró a un africano sentado en el hall tocando un extraño instrumento. Con un gesto, le pidió que aguardara un segundo y desenfundó su guitarra de ocho cuerdas, su guitarra Tres, la que un día diseñó un campesino para adaptarla el son cubano. El negro que empuñaba aquella kora, una suerte de arpa atravesada por 21 cuerdas, era el maliense Toumani Diabaté, y el sarao que montaron ante todos los clientes fue tan grande que llegó a oídos de Nick Gold, gran productor de world music. Por Daniel Verdú.

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